Señas de identidad 003: Las playas de Urbasa

 Las playas de Urbasa


    Cuando hace unos 40 millones de años, la colisión de las placas ibérica y euroasiática comienza a elevar el fondo marino, lo que hoy son Améscoa y Urbasa se encuentran a una profundidad de unos 30 metros o menos, en un ambiente costero con arrecifes de coral, playas y lagunas intermareales batidas por el oleaje.

    Se produce una sedimentación y precipitación de materiales calcáreos que provienen de fragmentos de conchas, caparazones o esqueletos de animales marinos y de algas y microorganismos del plancton, que originan las rocas calizas que conforman los escarpes de la sierra. Son rocas duras pero que pueden ser disueltas por la acción lenta del agua y los elementos y por ello sufrirán la aparición de tantas grietas, simas y cuevas tan características.





Miradas y reflexiones 004

Mariposa Blanca del majuelo o espino albar (Aporia crataegi) sobre flor de cardo. En el paraje de El Ginebral del Monte Limitaciones de las Améscoas.

 

Javier Irigaray se fue


Javier Irigaray se fue y no pudo dejarnos su 
"Fitonimia popular de Navarra"

Javier Irigaray en Zudaire en 1997

Bakean bego. Descanse en paz.

    Citaba a Javier Irigaray (1936-2024) a comienzos de este mes de mayo, hace tres semanas, y el pasado viernes falleció.
  Fue pionero entre los foráneos al abordar una encuesta oral en Améscoa, en su caso sobre los nombres populares dados a las plantas, arbustos y árboles de la zona. Algo que hizo extensivo a toda Navarra.
  Pero hay algo más que resulta frustrante. Guiado por su afán divulgador quiso hacer extensivo este conocimiento etnobotánico y reelaboró su trabajo y lo ofreció al Gobierno de Navarra para su digitalización, diseño y edición. 

    Con fecha 05/11/2005, el director general de Universidades y Política Lingüística, Pedro Pegenaute Garde, y Javier Irigaray Imaz, profesor de la Universidad de Navarra (Escuela Superior de Ingeniería, en San Sebastián), firman un convenio de colaboración por el que el Gobierno de Navarra se compromete a digitalizar, diseñar y editar en formato multimedia el trabajo de investigación que este pamplonés afincado en San Sebastián ha realizado sobre las plantas de Navarra "Fitonimia popular de Navarra”.

Esto puede leerse todavía en Internet:

https://www.navarra.es/home_es/Actualidad/Sala+de+prensa/Noticias/2005/11/10/1011ed88.htm

En 2011 hablé con Javier Irigaray sobre el tema y seguía porfiando para sacarlo adelante.

Ayer, en mayo de 2024, me informan que su familia sigue pidiendo respuesta y nada sabe de "Fitonimia popular de Navarra". 19 años han pasado desde la firma del convenio y ...



IRIGARAY IMAZ, Javier (1976), «Estado actual de la onomástica botánica popular en Navarra (IV). Las Améscoas (Alta y Baja)», en Fontes linguae vasconum. Studia et documenta. pp. 439-474. 

IRIGARAY IMAZ, Javier (2012), «Estado actual de la onomástica botánica popular en Navarra (IV). Las Améscoas (Alta y Baja)», en Conociendo el pasado amescoano, IV, Pamplona, Lamiñarra. pp. 103-142.



 

¿Por qué los caballos duermen de pie?

¿Por qué los caballos duermen de pie? 
Yegua echando una cabezada junto al Puerto Viejo de Baquedano. 
Balcón del Nacedero (Monte Limitaciones de Améscoa)

Si hay un ser vivo de buen tamaño que puede verse en cualquier época del año en Urbasa, es lo que llamamos caballo, generalmente yeguas. Y con frecuencia las vemos paradas, estatuarias, pero si nos acercamos, respingan, se alertan y se mueven.

Los caballos tienen una forma de sueño peculiar, probablemente heredada de un pasado bastante lejano y bastante agitado. Porque siempre han sido presa de caza de otras especies.

Generalmente, para satisfacer necesidades alimenticias y, en el caso de la especie humana, además, para utilidades diversas. El transporte de personas y de mercancías, la guerra, las tareas agrícolas, la caza, la competición, etc.

Por otro lado, tenía pocas posibilidades de defensa, al carecer de garras o cuernos y con agresividad no sobrada en la Prehistoria. Por todo ello, basaba sus posibilidades de supervivencia en la huida y precisaba para ello de un eficaz sistema de alarma que hiciera compatible el descanso y la alimentación con el mínimo riesgo de ser sorprendido.

Y esos hábitos, adquiridos probablemente hace miles de años, han generado un modo muy específico de cautela y un patrón muy peculiar de sueño.  


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Pleito matrimonial en Baquedano. 1.549

 Pleito matrimonial en Baquedano. 1549

Exigencia de cohabitación del marido

Vista de Baquedano desde el Balcón de Ubaba. A la izquierda, Gollano. Al fondo, Artaza.

De eso le acusa Joan de Baquedano a Teresa Sáez de Baquedano, de faltar a la palabra dada. Y le exige que cumpla con el compromiso adquirido y que cohabite con él, tras haber intercambiado expresiones al respecto y recibido obsequios en señal de aceptación.  

El suceso ocurrió en Baquedano en 1.549, consta en el Archivo Diocesano de Pamplona y tengo noticia de él a través de dos fuentes. De José María Satrústegui y de Luciano Lapuente. El primero, me facilitó la información por su dimensión lingüística, al contener expresiones en euskera de nativos amescoanos.

Lapuente trató de lo ocurrido para descubrir la peculiaridad de los hábitos matrimoniales, todavía pretridentinos, en nuestro valle. Tengo un borrador que preparó para “Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra” y por más que he buscado, y creo haber consultado fuentes muy fiables, no he podido confirmar si se llegó a publicar. 

Sea como fuere, creo que merece la pena leer esta breve narración y reflexionar unos minutos sobre las posiciones adoptadas por las partes (acusador, acusada, juez, procuradores y testigos) y sobre la sentencia final. Es peculiar que un hombre invoque ante el obispado una fórmula matrimonial clandestina, prohibida por la Iglesia, para que obligue a una mujer a cohabitar con él por haber expresado palabras de compromiso. 

En cualquier caso, el pleito es representativo de una época y expongo el caso basándome en la traducción del proceso (el original está en latín) que hizo Luciano Lapuente y en mi interpretación.  


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Tasio en el recuerdo (II)

Tasio en el recuerdo (II)

Participantes en la película Tasio en Zudaire (1984)


En el área territorial que cubre este blog, Améscoa y Urbasa, se ha hecho cine con diferente grado de calidad y de impacto sobre sus habitantes. Pocos se acuerdan ya de las películas más destacadas: «Patton» (1969), «Cromwell» (1970) o «Robin y Marian» (1975), por citar algunas.  

Pero «Tasio» (1984) se salió. Antes de comenzar el rodaje, solo se sabía que trataba de la vida de un carbonero y que detrás estaba Querejeta, que sí era conocido por los pocos aficionados locales al cine.

En abril de 1984 se inició el rodaje y cerca de un centenar de amescoanos participaron como figurantes o como colaboradores, en diferentes escenas de interiores y exteriores, en diferentes lugares y en diferentes fechas de aquella primavera. En tres meses había que acabar porque el presupuesto apretaba, pero Montxo Armendáriz sabía muy bien lo que quería exponer con su película y con su personaje. Y él también apretaba. Y yo creo que lo consiguió.

Al haberlo logrado en tema y lugar tan queridos para mí quise saber más de cómo lo hizo y cómo lo sintieron los que participaron con él en el proyecto. El procedimiento para conseguirlo era preguntárselo y eso hice. Y, siguiendo el consejo de Barandiaran, «escribirlo, porque todo lo que no se escribe, se pierde». Y por si tiene interés para alguien, divulgarlo. Y eso hice hace unos años y eso hago, nuevamente, ahora que la restauración de la película se ha realizado.

Y cuento de nuevo con la autorización de José Luis López Linares, Foto Fija en la película y autor de numerosas imágenes obtenidas durante el período de rodaje, que me permite utilizarlas, para dar vida y memoria a los recuerdos. Porque los recuerdos también se restauran.  

Y él cuenta con mi agradecimiento una vez más.


GARCÍA DE ALBIZU, Balbino (2022), «Tasio en el recuerdo», en Conociendo el pasado amescoano, VI, Pamplona, Lamiñarra. pp. 39-122.


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Fitonimia popular amescoana de Javier Irigaray

Fitonimia popular amescoana de Javier Irigaray

Javier Irigaray en Zudaire, 24/05/1997
 

Cómo llamábamos los amescoanos a las plantas el siglo pasado, es decir, cuando las conocíamos. 

La encuesta realizada por Javier Irigaray Imaz en la década de los setenta del siglo pasado, publicada, nos permite hoy saber cómo llamábamos a las plantas cuando todavía las conocíamos. En definitiva, cómo les llamaban nuestros ascendientes. 

Metido en este tema de “desenterrar” la historia y la cultura local de este valle y alrededores, me he sentido especialmente agradecido al encontrarme con estudiosos que habían incluido este territorio entre sus objetivos. En algunos casos mucho antes de que yo iniciara este largo recorrido y que han colaborado sin límites cuando se lo hemos pedido. Eso facilitaba mi aprendizaje en materias con frecuencia desconocidas para mí, aligeraba mi tarea de búsqueda y me permitía conocer a verdaderas autoridades en nuevas disciplinas.

A primeros de los ochenta supe de la existencia de un trabajo denominado «Estado actual de la onomástica botánica popular en Navarra (IV). Las Améscoas (Alta y Baja)». Su nombre era, y es, Javier Irigaray Imaz.

Medio siglo después de concluido el trabajo de encuesta que he citado (lo realizó entre 1972 y 1974 y lo publicó en 1976, me es grato recordar su trabajo, recordarle a él como autor y agradecerle nuevamente su disponibilidad y su colaboración para con nuestra cultura. 

 

IRIGARAY IMAZ, Javier (1976), «Estado actual de la onomástica botánica popular en Navarra (IV). Las Améscoas (Alta y Baja)», en Fontes linguae vasconum. Studia et documenta. pp. 439-474. 

IRIGARAY IMAZ, Javier (2012), «Estado actual de la onomástica botánica popular en Navarra (IV). Las Améscoas (Alta y Baja)», en Conociendo el pasado amescoano, IV, Pamplona, Lamiñarra. pp. 103-142.


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