Nuestra micofilia en Urbasa (I)

Nuestra micofilia en Urbasa 

Zizas, champiñones, galanperna, boletus, rúsulas, zizahoris, plateras

No sé si sería micofilia o algo parecido, pero ahora que no puedo/podemos practicar esa afición, siento nostalgia de haberla vivido con verdadero placer. Nunca fue objetivo exclusivo de nuestras salidas la recolección de setas, sino el disfrute de la naturaleza. Y en ese disfrute estaba incluida la “andada”, el conocimiento de lugares nuevos, la observación de elementos diversos y la recogida de algunos de esos elementos, cuando podían proporcionarnos algún disfrute.

Y las setas y hongos se prestaban a ello generosamente durante siete de los doce meses del año en que hacíamos recorridos por la sierra de Urbasa y el Monte Limitaciones de las Améscoas.

Y sospechando que un día recordaríamos con agrado esas “andadas” adquirimos la costumbre, aunque la empezamos tarde, de captar con la cámara imágenes para el recuerdo y ¿por qué no? para la divulgación

Y lo cuento


El desmadre amescoano de cien festivos anuales

El desmadre amescoano de cien festivos anuales

JEAN-FRANÇOIS MILLET - El Ángelus (Museo de Orsay, 1857-1859)
Archivo de Wikimedia Commons

No era nuestro valle el único con ese problema, el de cien días festivos anuales, domingos incluidos, y por tanto, "de guardar", pero mal de muchos solo es consuelo para los tontos y cada uno ha sufrido ese problema, que ha durado siglos, con mejor o peor suerte.

El tercer mandamiento cristiano manda santificar las fiestas y honrar a Dios con obras de culto. Y parecía considerar, durante siglos, que para hacerlo adecuadamente, los creyentes debían abstenerse de realizar otras actividades que no fueran las de carácter estrictamente religioso o limitarlas al máximo.

Y no trabajar cien días al año significaba no obtener rendimientos en dinero o en especie en una tierra no especialmente fecunda. Porque no caía del cielo una nómina a fin de mes.

Y también dejar sin hacer tareas o desempeñar ocupaciones que dificilmente se podía entender desagradasen a Dios por ser domingo o festividad religiosa.  

Y el tema se llevaba con mucha rigidez. Se incluía como primera cláusula en las ordenanzas, se denunciaban unos vecinos a otros, se multaban las transgresiones. Y así desde la Edad Media hasta el siglo XIX.

Y lo cuento.

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Peña Foradada y Aitarendorieta, muga entre dos reinos 1499

Peña Foradada, muga entre dos reinos 1499

La Peña Foradada en Lehunbe. 

La Peña Foradada y la Fuente de Aitarendorieta están documentadas en 1499 como mojoneras, entre los Reinos de Castilla y Navarra, en la parte de la Sierra de Encia/Entzia que compartían Álava (perteneciente entonces al Reino de Castilla) y Navarra (Reino entonces de Navarra) entre los siglos XIII y comienzos del XVI.

Y creo, aunque el amojonamiento es de 1499, siglo XV, que ese carácter de mojoneras, peña y fuente, venía desde el siglo XIII, al establecer la primera frontera entre reinos. Porque fue una irracionalidad fijar una divisoria internacional entre dos partes de un único valle, el de Otsaran, Arana de Suso, Aranagoiena, y Arana de Yuso, Aranabarrena.

Y con esa lógica, que hacía la referencia inmutable, se convirtió a la peña que tenía un orificio dificilmente modificable, en mojonera, sin necesidad de añadir un mojón.

Y con la misma lógica, y haciendo igualmente referencia a algo también duradero, se convirtió en mojonera a la surgencia de aguas, o manantial, que salía bajo una peña viva en la ladera contraria a la que baja de la Peña Foradada, conocida entonces como fuente de Aitarendorieta.

Visitamos el paraje a primeros de los ochenta. Además de su belleza y de su encanto, investigamos sus circunstancias históricas que creo que algo de interés tienen.

Y lo cuento  

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El pluriempleo del Maestro-Sacristán en Améscoa 1827.

El pluriempleo del Maestro-Sacristán 
en Améscoa 1827.

Dedicado a todos los maestros y maestras, nativos y foráneos, que han ejercido y ejercen su función en este valle.

Este es un archivo de Wikimedia Commons, un depósito de contenido libre hospedado por la Fundación Wikimedia. Cuadro;  Die Dorfschule von 1848, Albert Anker  (1831–1910), situado en el Museo de Arte de Basilea.

Iba a poner de manifiesto que la escuela, en todo tiempo y lugar, ha discriminado a la mujer y había elegido una pintura que así lo hace notar. Y la mantengo. Los chicos están en pupitres y las chicas en bancos corridos. 

Pero no es la escuela la que discrimina, es la sociedad.

Y el tema era más amplio y también la responsabilidad. La educación y el conocimiento estaban infravalorados y las responsabilidades repartidas.

Porque hemos sido nosotros como sociedad los que hemos discriminado a la escuela.

Y como los recursos eran pocos, se cumplía el requisito de tener un enseñante, mejor uno que dos, mejor un sacristán (que era más barato) que un maestro.

¿Y los mozos, en cuanto estén para hacer faena, qué pintan en la escuela?

¿Y las mocetas para qué quieren saber de cuentas? 

Y como ejemplo, el contrato con el Maestro de Primeras Letras de Zudaire y Baríndano de 1827, mal pagado y obligado a ejercer de sacristán.

GARCÍA DE ALBIZU, Balbino, «Obligaciones del Maestro de Primeras Letras en Améscoa (Siglo XIX)», en Conociendo el pasado amescoano (IV), 2012. Lamiñarra. Pamplona. Pp. 347-358.

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Don Luciano se nos fue también en octubre

Don Luciano se nos fue también en octubre

Luciano Lapuente Martínez, etnólogo y sacerdote 
(San Martín de Améscoa Baja, 1910-2000)

Don Luciano Lapuente se nos fue también en este mes. El 8 de octubre del año 2000. 

Como resulta difícil hablar de grandes hombres y acabo de hacerlo de Jimeno Jurío, no quiero inventar nada y me remitiré a emplear parte de las palabras que usé en el funeral de Lapuente en San Martín, al que acudimos acompañados de José Mari Satrustegi y Gerardo Murguialday.

Y las dije con rabia contenida porque las pronunciadas hasta entonces por los oficiantes en el altar parecían refererirse a un curica de pueblo cuyo mayor y único mérito habría sido el de ser párroco de una iglesia de pueblo durante casi medio siglo. Y eso no era mentira, pero era omitir algo fundamental, y era que había abierto a la luz la historia y la etnografía de este valle, hasta entonces en la más completa oscuridad. 

Y empecé diciendo:

Don Luciano se ha ido. Con ese pasico corto, de hombre tenaz, y esa sonrisa tímida pero resuelta, que adorna a quienes se empecinan en trabajar a cambio de nada. Con un corazón que no le cabía en el cuerpo, y que se detuvo por fin después de haberse consumido en amor a su tierra y a sus paisanos. 

  Don Luciano, con la txapela bien calada para mantener calientes las ideas,  estará ya en esa parcela del más allá a la que acceden los sacerdotes que además de atender las almas de sus feligreses, se ocupan del alma de sus pueblos. Es muy probable que esté ya de tertulia con D. José Miguel de Barandiaran, su maestro en las tareas etnográficas, y con D. Martín Larrayoz.

   Y sigo dentro que aquí no me cabe



Señas de identidad 007: El paso al uso de piedras menores


Menhires, túmulos y formaciones tumulares

Menhir Mugako harria (1984)

No hay cromlechs en Urbasa, por lo menos yo no he llegado a ver ninguno. Y menhires, parece que el Mugako harria, documentado por Fermin Leizaola en 1970, lo es, sin que pueda haber en estos casos elementos de prueba concluyentes debido a la simplicidad de las piezas. Los indicios son pues los que parecen apoyar esa afimación.

Hay otras piezas no enhiestas, ya fracturadas, que parecen haber sido igualmente de esa familia, como el que se tiene por tal en Otsoportillo. Y alguno más que pudiera ser.

Pero sí que se encuentran una serie de acumulaciones de piedras de tamaño reducido, de forma tumular, con variadas dimensiones. Las de pequeño diámetro se concentran en número bastante elevado en entre el Alto de la Mena, Ustalaza y Aldarana. Hay otras agrupaciones importantes entre Arantzaduia y las Majadas de Eulate. También entre Lezarugi, Izauza y Larreaundi y algunas más, cerca de las Majadas de Alsasua.

 Túmulos de Aldarana y Majadas de Eulate en el Monte Limitaciones

Barandiarán Maestu los cita como campos tumulares, los describe como amontonamientos artificiales de piedras sueltas y algo de tierra, a los que solo una excavación en profundidad permitirá asegurar un interés arqueológico. 

Los hay también en forma de anillo, en general con diámetros importantes, entre 10 y 15 metros, pero con poca elevación. Muchos de ellos son claramente apreciables sobre el terreno aunque, por su escaso relieve y por estar formados por piedras similares a las que les rodean, es muy difícil conseguir una imagen fotográfica para mostrarlos.

Túmulo principal de Larregoiko, sobre Zudaire. A la izquierda, Luis Millán y a la derecha, Balere Barrero (autor del dibujo anexo), del grupo Hilharriak.


El túmulo de Larregoiko fue visto por J.M. Barandiaran el 11 de junio de 1921 y lo describió como un "túmulo o montículo de piedras”.

De muchos de estos elementos no conocemos su origen, su propósito ni su antigüedad. No han sido investigados ni estudiados y no han sido preservados. Muchos de ellos, en consecuencia, están desapareciendo por el trazado de pistas forestales o el paso de vehículos pesados con motivo de diversos aprovechamientos. 

Afortunadamente, hay personas interesadas en su búsqueda, localización y registro. Y existe un colectivo, Hilharriak, que lleva décadas realizando esta tarea. A él pertenecía Balere Barrero, fallecido en 2014, que realizaba los dibujos de los elementos hallados para la preparación de las fichas.  

Hilharriak realizó un trabajo de estudio y señalización de los diferentes tipos de megalitos, túmulos y estructuras diversas del Monte Limitaciones de las Améscoas.

BARRERO HIDALGO, Balere, grupo HILHILARRIAK (2022), "Estructuras tumulares en Limitaciones de Améscoa", en , Conociendo el pasado amescoano, VII, Pamplona: Lamiñarra, pp. 103-142.











 

Jimeno Jurío, un amigo de este valle, en el recuerdo

Jimeno Jurío, un amigo de este valle, en el recuerdo



Tal día como hoy de 2002, 3 de octubre, fallecía un amigo de este valle y de su cultura, José María Jimeno Jurío.

   Seis años antes, el 9 de noviembre de 1996, Arantzaduia94, le hacía entrega del premio Luciano Lapuente, primera y única vez que se concedió. Consistió el galardón en la reproducción de una estela discoidea en pequeño tamaño, concretamente de una de Larraona, labrada por Jesús García de Baquedano. Eduardo San Martín, de Baríndano, la había engastado en un corte de madera de roble. El acto tuvo lugar en la iglesia de Eulate.  

  Don Luciano, muy relacionado con Jimeno Jurío por su coincidencia en el proyecto Etniker, estuvo presente en la entrega. 



  Arantzaduia94 había decidido conceder el Premio Luciano Lapuente 1996 a Jimeno Jurío por su labor de recuperación, de investigación, de estudio, de difusión de la cultura a nivel de toda Navarra. Entre otras evidencias de lo dicho están los más de cuarenta trabajos publicados en la Colección Temas de Cultura Popular, amén de artículos en diversas publicaciones: Fontes Linguae Vasconum, Príncipe de Viana, Cuadernos de Etnografía, etc. Había abordado los temas más variados. Y por su trabajo en la recuperación de la toponimia menor.  

  En sus escritos había tratado de una figura amescoana de la Edad Media: Martín Pérez de Estella, Martín Pérez de Eulate, Mazonero Mayor del Reino de Navarra, bajo cuya dirección y supervisión directa se construyó el Palacio Real de Olite y el de Tafalla. También de la saga de amescoanos que ocuparon casi en exclusiva el cargo de abades en Iranzu durante el siglo XV. 

  José Mari, además, había colaborado con este grupo en varias ocasiones. Estuvo con nosotros en Baríndano, en febrero de 1995, en un coloquio sobre la situación de la cultura. Más adelante, en el Día de Améscoa de ese mismo año, en el Homenaje a Don Luciano. Dos meses después, en Agosto, vino a presentar el Tomo XXII de la Colección de Toponimia y Cartografía de Navarra, como Director del Proyecto. 

     Y más, pero aquí no tengo sitio. 


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