Hasta hace un tiempo no
muy lejano los amescoanos sabían mucho de lo cercano e inmediato, porque de ese
conocimiento extraían lo imprescindible y necesario para satisfacer sus
necesidades básicas. La naturaleza ha sido durante siglos, con mucha parquedad
eso sí, madre y maestra.
De esa escuela han
salido aprovechamientos mayores como los agrícolas, hortícolas, ganaderos y
forestales. Han surgido otros, también dependientes de la naturaleza, como
caza, pesca, apicultura, recolección de setas, recogida de plantas para
remedios, recogida de plantas para infusiones, recogida de hoja, recogida de
estiércol, recogida de falaguera, neveras.
Y aún otras menores como
el aprovechamiento de las características de ciertas maderas y de ciertas
plantas para cubrir necesidades de verdadero interés.
Este saber, basado en la
experiencia de generaciones, lo hemos visto practicado por una persona
irrepetible: el abuelo Gerardo que fabricaba escobas con biércol (brezo).
Lo cuento.
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