Mientras las aguas del recién abierto golfo de Vizcaya cubrían lo que hoy
es Améscoa, se produjo una sedimentación y compactación de partículas muy finas
en el fondo del mar que formaron las rocas sobre las que se
asienta hoy el valle. Son margas, esto es una mezcla de caliza y arcilla,
relativamente blandas e impermeables de color grisáceo.
La profundidad del mar no sobrepasaba los 200 metros
y reinaba un clima cálido y húmedo de carácter tropical similar al Caribe
actual. La temperatura media de la superficie del planeta era entre 6ºC y 12ºC
mayor que la de hoy y la de las aguas profundas de los océanos era casi 15ºC
más alta que en el presente.
De estas condiciones ambientales tan benignas nos quedan en Améscoa abundantes restos fósiles de numerosas criaturas marinas como erizos de mar (los conocidos “calbarros”), corales, esponjas, conchas y caracolas.
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