Maite Ruiz de Larramendi llega al rebote a los cincuenta

Maite Ruiz de Larramendi llega al rebote a los cincuenta 

     Mural dedicado a Maite por su actividad en la pelota, pintado en el rebote del frontón de Eulate

 

Nos conocemos desde hace mucho y muy bien. Casi medio siglo. Y sabemos muy bien en qué batallas nos hemos empeñado una y otro.

Y como cuento con su amistad, aunque le lleve treinta años, he debido contar sus méritos, sus proyectos y sus metas en varias ocasiones.

Empecé a hacerlo en el siglo pasado, en 1999, hace 25 años. El 3 de julio, sábado, Día de Améscoa/Ameskoako Eguna, en homenaje tributado a Maite en Zudaire. 

             

Volví a repasar los datos para el 30 de mayo de 2005, en homenaje rendido en Eulate.
 

Más tarde, en 2011, me decidí a escribir, de un lado, su biografía personal y deportiva, y de otro, a desvelar, su verdadero objetivo. 

Realmente ella nunca lo ha ocultado. Como no ha ocultado nunca que sus éxitos deportivos no daban respuesta a las metas que se planteaba, porque lo suyo no era llenarse el ego. Tampoco era su meta que la mujer accediera a la pelota de cualquier manera. Debía de ser de una manera digna, aunque tuviera menos de espectáculo y más de competición deportiva seria. Y debía incluir el profesionalismo.  

Tanto en el sentido de que la pelota alcance la calificación olímpica como en el del acceso de la mujer a su práctica, aspectos ambos muy vinculados entre sí, sus ideas siguen estando vigentes porque la situación ha variado muy poco en lo fundamental.

Y por eso, y por dar pasos adelante en la incorporación de pleno derecho de la mujer a la pelota, fundó y puso en marcha, con Iera Agirre, Ados Pilota. Pero, como todo no cabe, eso lo cuento otro día. 

 

GARCÍA DE ALBIZU, Balbino (2011), «Maite Ruiz de Larramendi. El trabajo y el coraje», en Conociendo el pasado amescoano, III, Pamplona, Lamiñarra. pp. 329-358.

 


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