Maite Ruiz de Larramendi llega al rebote a los cincuenta
Mural dedicado a Maite por su actividad en la pelota, pintado en el rebote del frontón de Eulate
Nos conocemos desde hace
mucho y muy bien. Casi medio siglo. Y sabemos muy bien en qué batallas nos
hemos empeñado una y otro.
Y como cuento con su
amistad, aunque le lleve treinta años, he debido contar sus méritos, sus
proyectos y sus metas en varias ocasiones.
Empecé a hacerlo en el siglo pasado, en 1999, hace 25 años. El 3 de julio, sábado, Día de Améscoa/Ameskoako Eguna, en homenaje tributado a Maite en Zudaire.
Más tarde, en 2011, me decidí a escribir, de un lado, su biografía personal y deportiva, y de otro, a desvelar, su verdadero objetivo.
Realmente ella nunca lo ha ocultado. Como no ha ocultado nunca que sus éxitos deportivos no daban respuesta a las metas que se planteaba, porque lo suyo no era llenarse el ego. Tampoco era su meta que la mujer accediera a la pelota de cualquier manera. Debía de ser de una manera digna, aunque tuviera menos de espectáculo y más de competición deportiva seria. Y debía incluir el profesionalismo.
Tanto en el sentido de
que la pelota alcance la calificación olímpica como en el del acceso de la
mujer a su práctica, aspectos ambos muy vinculados entre sí, sus ideas siguen estando
vigentes porque la situación ha variado muy poco en lo fundamental.
Y por eso, y por dar pasos adelante en la incorporación de pleno derecho de la mujer a la pelota, fundó y puso en marcha, con Iera Agirre, Ados Pilota. Pero, como todo no cabe, eso lo cuento otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario