No sé si sería micofilia o algo parecido, pero ahora que no puedo/podemos practicar esa afición, siento nostalgia de haberla vivido con verdadero placer. Nunca fue objetivo exclusivo de nuestras salidas la recolección de setas, sino el disfrute de la naturaleza. Y en ese disfrute estaba incluida la “andada”, el conocimiento de lugares nuevos, la observación de elementos diversos y la recogida de algunos de esos elementos, cuando podían proporcionarnos algún disfrute.
Y las setas y hongos se prestaban a ello generosamente durante siete de los doce meses del año en que hacíamos recorridos por la sierra de Urbasa y el Monte Limitaciones de las Améscoas.
Y sospechando que un día
recordaríamos con agrado esas “andadas” adquirimos la costumbre, aunque la empezamos tarde,
de captar con la cámara imágenes para el recuerdo y ¿por qué no? para la
divulgación
Y lo cuento
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