Efectivamente el contratista pagó por hacer la obra y fue el adjudicatario porque pujó más alto, no más bajo. Se trataba de abrir una brecha o camino, por el recorrido y anchura estipulados a través del espeso hayedo que mediaba entre el final, lado Oeste, del raso de Arziarri y fuente de Iturriketa y la muga con Álava, en un punto fijado, la cueva de Urgutxi o paso de Arrasate.
Y el contratista pagaba, no cobraba, porque, a cambio de abrir la “brecha”, todas
las hayas que derribase, al despejar el acceso comprometido, y la leña que
obtuviera de ellas sería su remuneración.
Una operación de trueque para la junta del Monte Limitaciones de Améscoa que conseguía así, sin tener que abonar dinero en efectivo, una vía de paso alternativo hacia la zona alavesa.
Se la llamó “Brecha nueva” y es prácticamente el mismo recorrido que hoy sigue la pista occidental de Limitaciones.
De apellido Urigoitia eran los propietarios de la fábrica siderúrgica San Pedro de Araya, para cuyas instalaciones se producía abundante carbón de leña en las Limitaciones de Améscoa y en Urbasa.
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