Es quizás una de las joyas más destacadas, si no la más, de la orfebrería religiosa que quedaba en Améscoa hace cuarenta años o me lo parecìa a mí. No tomé sus medidas cuando tuve la oportunidad de verla, pero sí la fotografié, aunque mal, y de eso también me arrepiento. Pero los medios, la habilidad y las condiciones no eran las más adecuadas, aunque algo salvamos para el recuerdo.
Diré que la cruz me pareció muy bella, que guardo de ella muy grato recuerdo, que la vi en dos ocasiones y en ambas medió Emilio Redondo y la ví con él, porque se guardaba a buen recaudo y con discreción.
Antes de transcribir lo que al respecto dice el Catálogo Monumental de Navarra. II*. Merindad de Estella, contaré la única anécdota que conozco relacionada con la cruz.
Y la cuento.
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